Actualmente es habitual ver a los padres de nuestras escuelas llevar a sus hijos hasta las puertas de la institución y cerciorarse de que han sido recibidos; aún cuando la mayoría de los estudiantes viven a unas cuantas calles, el motivo: los padres expresan que prefieren dedicar ese tiempo para evitar varios inconvenientes, uno de ellos es el temor latente de lo que pueda suceder en ese trayecto.
No es para menos pues el panorama actual de nuestro país muestra una sociedad con situaciones que atemorizan a la población que la vive día a día pero para nuestros gobernantes estos acontecimientos violentos, que atentan con la integridad humana les parecen ser asuntos menores o están negados a reconocer que se han propiciado condiciones que perturban la vida.
En una sociedad angustiada, con un
sentimiento de traición por constantes
abusos de quienes ostentan poder y donde cada vez valen menos los derechos del ciudadano se percibe día a día la
extinción de valores y ética.
Ante este contexto nacional la escuela
debe hacer conciencia y cuestionarse priorizar la enseñanza de valores y ética en
los niños ya que ellos pueden incidir en la transformación de su entorno, la
asignatura encargada para esta labor es “Formación cívica y ética” a la cual
curricularmente se le ha destinado una hora de trabajo semanal lo que parece
ser insuficiente para propiciar la enseñanza de valores.
Esta asignatura frecuentemente atendida de
forma ligera en las aulas amerita una atención más profunda pues los temas a
tratar confrontan al alumno con la realidad del país y lo hacen consciente de
las situaciones, aunque crudas son las que cotidianamente presencia y vive, es en la escuela donde se da
la oportunidad de abordarlas de manera reflexiva y propiciar en él una actitud
crítica y una postura ante esta realidad.
La
educación nacional exige alcanzar niveles educativos comparables a países desarrollados
y esa presión hace olvidar a la escuela y al docente del desarrollo humano
necesario para afrontar las problemáticas de nuestra sociedad actual. Por lo anterior, se considera importante
destinar curricularmente más horas a la semana en la asignatura de Formación
cívica y ética.
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